Estacioné mi deportivo negro en el estacionamiento, y luego de acomodar la gabardina salí del auto y me dirigí con calma a la entrada del hospital, con mis lentes oscuros a pesar de que, por variar, aquel día de otoño estaba gris y amenazaba la lluvia.
Llegué a la recepción y le mostré a la mujer mi insignia militar, y con voz baja (odio alzarla) le hice una sola pregunta
-El hombre que fue ingresado con una herida en el cuello y pérdida de sangre, ¿en qué pabellón se encuentra?
-Ala oeste, cuidados intensivos, quinto piso - respondió la mujer con voz baja también.
-Gracias.
Si poner atención a nada más fui al ascensor y me dirigí al piso indicado, cuidando de que no vieran las armas que llevaba bajo la gabardina, puesto que no deseaba tener que dar explicaciones, o en este caso, imponer mi autoridad; y no es que me desagrada, pero mi mente estaba ocupada en otras cosas mucho más urgentes. Y ese sujeto herido, acaparaba mi atención.
Uno de mis espías me informó que un sujeto había sido ingresado a ese hospital con señales claras de haber sido atacado por una criatura, pero no sabía qué criatura, aunque por la descripción que me daba parecía tratarse de un vampiro... una de esas abominaciones asquerosas. Había sido llevado a ese hospital, por lo que imaginaba que su transformación no estaba completa, así que fui a asegurarme de que no se terminara.
Los pacientes no me importaban, sólo tenía en mente destrozar a esa aberración, pero debía asegurarme y sobre todo, saber el porqué una de esas ratas voladoras estaba allí, una región claramente de dominio licántropo, si bien yo no me relacionaba con esos para nada. Es más, ni los ocnocía.
Solitario por convicción no era del concepto de "manada", prefería hacer las cosas por mi cuenta, y esas cosas eran, obviamente, destruir a cuantas ratas voladoras me topara, y si invadían aquella zona.. bueno, con mayor razón. Llegué al piso y con calma busqué la recepción, y al lelgar le presenté mi insignia al enfermero de turno, quien se puso pálido.
-Esta madrugada fue igresado un hombre con pérdida de sangre masiva, ¿cierto?
-S-Sí señor.
-¿Su condición?
-Es reservada...
-Dígale al médico que estaré esperando que venga a darme la información... y que no tengo mucho tiempo.
El enfermero se puso de pie y con evidente nerviosismo fue a buscar al médico de turno mientras yo me quedaba en la recepción, mirando las posibles salidas y accesos al piso... excelentes lugares para que una rata voladora lograra evadirse.